La de Rocío, encabezando este post, fue mi única comunión del año pasado. Todas las demás se cancelaron, pero ella y su familia consiguieron celebrarla y no sabéis la alegría y el soplo de aire fresco que fue compartirlo con ellos. Verles disfrutar y reír así, después de tantos meses complicados (y los que faltaban), lo recordaré siempre con muchísimo cariño. No sé vosotros, pero yo no pienso dejar que este año haga planes por mí como hizo el 2020. Así que, ¡vamos a por esas comuniones! Es verdad que, en algunos casos, está costando cerrar un día y que todo parece aún un poquito en el aire. Es normal, y no pasa nada. Todos estamos igual, con cosas que surgen, se retrasan, se reagendan, ¡una locura! Pero aquí me tenéis, para ser ayuda y no una cosa más de la que preocuparse. Si la vida nos tambalea, yo me adapto con vosotros. Lo importante es que, sea cómo y cuándo sea, podáis tener unos recuerdos así, tan bonitos y felices. Y es que, decidme la verdad, ¿cuántas veces habéis revisitado el álbum de vuestra Comunión? Yo, infinitas. Sentarnos a ver álbumes es tradición familiar y las bodas y comuniones son los tomos estrella. Es ver las fotos y venir de golpe un montón de sensaciones y anécdotas. Yo, por ejemplo, recuerdo lo nerviosa que estaba las semanas previas a mi comunión. Me mordía tantísimo las uñas que, al final, llevé guantes. Y aquello tuvo miga porque se me enganchó el rosario en ellos y pasé toda la ceremonia "maniatada", con lectura incluida. Pero oigan, yo tan digna. :) Y todo eso viene y me hace reír cada vez que veo mi álbum de fotos, tan divina, con mis guantes impolutos. ¡Quién me iba a decir la que me iban a liar! Aquí una Inés de 8 añitos, con sus padres, en el álbum de la Comunión. (Sí, a mí también se me van los ojos al reloj. :S) Para un día tan especial y bonito, es más importante que nunca elegir un fotógrafo cuyo trabajo encaje con vosotros, con vuestros gustos y vuestra forma de ser. Lo digo siempre pero es que, por muy bueno que sea un trabajo fotográfico técnicamente, si el estilo no os toca la fibra, ese no es vuestro fotógrafo. Por eso os recomiendo que veáis los trabajos (web, RRSS, etc.) antes de contratar un reportaje. Y que habléis con el fotógrafo para que os cuente bien cómo trabaja, que le contéis lo que buscáis y esperáis de la sesión y, si todo eso fluye y sentís que hay conexión, entonces ¡adelante! Si viendo mi trabajo sentís que yo puedo crear esos recuerdos que os van a emocionar toda la vida, seré feliz y me encantará hacerlo. Si no, os animo a que contactéis con otros compis, porque hay fotógrafos maravillosos y con estilos súper diferentes, así que el vuestro está ahí fuera. Sea como sea, buscad alguien que mire más allá de la estética y que os toque la patata. Esas son las fotos que os harán sonreír siempre. Buscad, no os arrepentiréis. <3 Pinchando AQUÍ podéis ver un directo que hice en mi Instagram hablando en detalle de cómo son mis reportajes de comunión, para que podías tener una idea muy completa de mi forma de trabajar. Y, si preferís que os lo cuente en una llamada, ¡perfecto! Me tenéis en el 676151934. Y, hasta aquí por hoy, ¡nos vemos la semana que viene!
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¿Han vuelto ya las oscuras golondrinas? Yo vivo pegada a la ventana y aún no he visto ninguna, pero sé que es cuestión de días. Estoy deseando abrir todo de par en par y escuchar sus trinos por la mañana. <3 Y es que no hay mejor plan para la primavera que salir a ver aves. Es un actividad que, para mí, lo tiene todo. Para empezar, tenemos que salir a la naturaleza. Esto ya nos saca de una rutina y, además, nos da el sol y el airecito, ¡eso es vida y salud! Además, nos obliga a prestar atención, a estar pendientes de los sonidos, de cualquier movimiento, para ver si es un pajarito. Cuando los localizamos, tenemos que fijarnos en su forma, sus colores, etc... para poder identificarlos. Para mí, es una manera maravillosa de estar en el momento presente. Y de aprender, porque siempre se aprende. Seguramente ya haya comentado en algún post anterior que soy una fan loca de los pájaros y sé bastante sobre ellos. Aún así, SIEMPRE aprendo algo nuevo: una llamada que no había escuchado antes, una especie que no había visto en un sitio concreto... Por todo esto, y porque los pajaritos dan una alegría sólo con mirarlos que no es comparable a casi nada, creo que es un actividad IDEAL para hacer en familia. Los peques van a alucinar y, lo mejor, van a conocer y amar un poquito más la naturaleza. <3 ![]() Para iniciarse en este mundo del pajareo, os recomiendo mucho que os animéis a apuntaros a rutas o excursiones organizadas, en las que os van a contar un montón de cosas interesantes. No sólo os van a ayudar a identificar las aves, sino que llevan equipo óptico (por si no tenéis prismáticos o telescopios), os van a hablar de esas especies pero también del entorno, de la vegetación, de las otras especies animales, de los problemas a los que se enfrentan y de lo que podemos hacer para ayudar. Os prometo que son experiencias SÚPER enriquecedoras. Hay un montón de asociaciones que se dedican a ofrecer este tipo de excursiones, pero yo os recomiendo sólo lo que he probado y me parece buena opción, así que os animo a echarle un ojo a las propuestas de SEO/Birdlife . Sus guías son geniales y hacen que les saquemos todo el partido a cada salida. Yo he ido varias veces: sola, llevando amigos, familiares, y todos lo hemos disfrutado un montón. :) Además, su labor por la conservación de las aves y sus hábitats en España es tremenda, así que está genial apoyarles contando con ellos para estas cosas. De cualquier forma, afortunadamente, aún podemos ver aves en muchos sitios, incluso en zonas urbanas, como parques y jardines. Por eso, si os animáis a hacer vuestros paseos ornitológicos un poquito más a vuestra bola y a vuestro ritmo, os voy a dejar unos cuantos consejos para que les saquéis el máximo partido. Si os animáis a salir a pajarear, ¡contádmelo! Y, quién sabe, igual nos vemos por el campito detrás de unos prismáticos.
¡Hasta la semana que viene! Hay formas muy sencillas para hacer de nuestro día a día un camino más respetuoso con el medio ambiente, y yo os traigo 5 cositas que van a hacer que el impacto de vuestra cocina sea mucho menor, ¡fácil fácil! Cepillos para fregar En lugar de los cepillos de plástico, que van perdiendo púas que se cuelan por el desagüe, la opción de madera con púas de bambú es ideal. Yo llevo usando estos ya unos años y estoy encantada con ellos. Además, se pueden comprar recambios y, de esta forma, sólo desechamos el cepillo en sí, y no el mango. Estropajos de lufa y de cobre Si sois más de estropajo que de cepillo, estas dos opciones son estupendas. Dependiendo de cuánto necesitáis que "raspe", elegís uno u otro. Yo los uso todos, llamadme loca. XD Pajitas reutilizables En casa no las utilizamos mucho pero de vez en cuando, para batidos y granizados caseros, no están de más. Por eso me hice con un pack de pajitas de acero inoxidable, tanto rectas como curvas, y con esto ya tenemos hasta el fin de los días. También las hay de cristal, de bambú, de cartón, ¡para todos los gustos! Utensilios de madera Es verdad que, por durabilidad, me gustan más los de metal, pero para los que necesitamos que no dañen las ollas y sartenes, es mejor evitarlos. Mejor que utilizar los de plástico, que generan unos residuos mucho más dañinos, la opción de madera es la más eco que podemos elegir. Táperes de cristal Vale, igual para llevárselos todos los días en la mochila al trabajo son más pesados y frágiles, cierto. Pero para todo lo que guardamos en casa: compras a granel, lo que nos sobra de algún envase que hemos abierto, lo que cocinamos para varios días... Para todo eso, cristal siempre. Es mucho más higiénico, resistente, no coge colores ni olores, podemos ver el contenido y, además, se reciclan muchísimo mejor. Hay un montón de cosas más que os iré trayendo poquito a poco, que no quiero saturaros con mis ecofrikadas.
Cuando tengáis que reemplazar algún estropajo, espumadera, táper o lo que sea, planteaos tirar por una de estas opciones. Le estaréis haciendo un gran favor al planeta y, qué leches, ¡a vuestra cocina! Los materiales naturales quedan PRECIOSOS. Y esto es todo, ¡nos vemos en una semana! Lo bien hecho bien parece y, si es con mucho amor y compromiso ambiental, mucho mejor. Al menos, así es como yo veo la vida y mi trabajo. Por eso preparo con tanto mimo cada detalle. Entregaros unas fotos preciosas es fundamental, ¡por supuesto!, pero también importa cómo hacerlo. ![]() No sé si sois tan ansiosos e impaciente como yo, pero como no quiero que nadie espere más de lo necesario, en cuanto tengo vuestras fotos editadas y terminadas, os envío un enlace para que podáis verlas y descargarlas A LA DE YA. Pero hacerlo sólo de esta manera no va conmigo, necesito que las tengáis físicamente, que las podáis palpar. No siempre las queréis en papel (aunque eso cambiará en cuanto conozcáis lo alucinantes que son mis impresiones, próximamente) así que, al menos, quiero que tengáis un pendrive bonito y único con vuestra sesión. Le di mil vueltas a cómo conseguir que algo tan tecnológico como un pendrive pudiese ser tan natural, rústico y orgánico como yo quería. Llegué a la conclusión de que, la única vía era hacerlos yo misma. Y ¡eso hago! Recojo ramas caídas que encuentro en el bosque o restos de poda y, con la ayuda de mi padre el manitas, hago unos pendrives preciosísimos, absolutamente únicos y en los que todo es natural menos el propio núcleo del USB. Me vuelven loca, os lo aseguro, ¡y a vosotros también os encantan! Además, con una etiqueta y un poco de cordel, os lo personalizo con todo el amorcito. Y ya con vuestro pendrive listo, con esa preciosa sesión guardada en él, sólo queda buscarle algo bonito que lo proteja. Para ello, tengo dos opciones y uso una u otra según me vaya apeteciendo así que, ¡sorpresa! Por supuesto, ambas son chulísimas y ecológicas. La cajita de cartón que monto en casa y que decoro con una hoja de ginkgo (de esas que recolecto en otoño como una loca) suele ser mi primera opción porque es taaaaaaan bonita. Me gusta mucho muchísimo. Otras veces no tengo hojas de ginkgo de un tamaño adecuado o el pendrive es más grandote (ya sabéis, cada uno es un mundo) y es cuando opto por el saquito. También es súper bonito y, además, ¡reutilizable! Los sello yo misma en casa, para minimizar el uso de tinta. Siempre que puedo hacer las cosas yo, lo prefiero, porque así controlo todo el proceso y me aseguro de ser lo más sostenible y respetuosa con la naturaleza que puedo ser. Es verdad que es un trabajo que lleva tiempo, materiales y mucha dedicación, pero me alegra el corazoncito y creo que suma, que realmente os llega. Y eso me da la vida. <3 Y hasta aquí por hoy, ¡nos vemos en una semana!
No sé si os pasará como a mí, pero cada vez que veo la puerta de una iglesia llena de trocitos de papel, purpurina y cosas varias, me duele el corazoncito. ¿No podríamos celebrar de una manera bonita y especial, sin generar tanta basura? Y sí, ¡claro que sí! Por eso, hoy os traigo una manualidad súper fácil, divertida y ecológica 100%, ¡CONFETI BIODEGRADABLE! ¿Qué vamos a necesitar? -Hojas secas. -Un perforador de papel. Como veis, ¡no puede ser más sencillo! Os recomiendo mucho que aprovechéis el otoño y el invierno para haceros con un buen arsenal de hojitas. Secarlas y prensarlas en casa es muy sencillo (dentro de un libro, con un prensador específico, entre papeles de periódico...) y así tendremos material para hacer distintas manualidades durante todo el año. Yo, en otoño, ¡arraso! :) Tenemos nuestras hojitas, así que vamos a seleccionar las que tengan los colores que más nos gusten, para que la mezcla de confeti final tenga el toque que queramos. Y, ahora, ¡a agujerear! ¡Así de fácil! No me digáis que no queda de maravilla, ¡me encanta! Y, de esta manera, podemos celebrar cosas al aire libre, en la naturaleza, con la conciencia tan limpia como nuestra fiesta. Todo ventajas, ¡no me digáis que no! :) Os lo dejo también en vídeo, por si os apetece echarle un ojo. ¡Hasta dentro de una semana!
![]() Esta semana es el 30 aniversario de Raíces y Brotes, el programa educativo del Instituto Jane Goodall. Evidentemente, tenía que hablaros de lo importante que es implicarse en un proyecto con una finalidad tan pura y esperanzadora. A mí, formar parte de algo así, me calienta el corazoncito. <3 El primer grupo R&S (en ingles es Roots and Shoots) lo formó Jane Goodall, en 1991, con 12 estudiantes de Tanzania. A día de hoy, hay más de 700.000 personas en el mundo trabajando en proyectos medioambientales y sociales. ¡En España ya somos 118 grupos! Y eso es lo que vengo a proponeros en este post, ¡que forméis vuestro grupo Raíces & Brotes! Podéis hacerlo en familia, con los compañeros de trabajo, vuestros vecinos, pequeñas empresas, tus alumnos si eres profe, todo el centro educativo, ¡lo que se os ocurra! Todo el mundo es más que bienvenido. Quizá ya estáis haciendo este tipo de cosas en vuestro día a día, si es así, ideal también. Los pasos para formar un grupo R&B son poquitos y muy sencillos, aquí los tenéis. Como veis, lo único realmente necesario es tener ganas. Cada pequeña cosa que hacemos en nuestro día a día tiene un impacto y nosotros podemos decidir si ese impacto será negativo o positivo. ¡Marca la diferencia! Por aquí dejo un vídeo en el que hablo un poquito más sobre por qué creo que es tan importante que, aunque sea con pequeños gestos, nos movamos hacia una vida más consciente e implicada. NO HAY PLANETA B no es sólo un lema para cantar en manifestaciones, es una verdad innegable. Si somos parte del problema, también podemos ser parte de la solución. Seámoslo. Para terminar, una foto de uno de los días más increíbles de mi vida: en la última visita de Jane a España, en 2018, con mis compis de Raíces y Brotes Madrid. Amorcito del bueno. <3 ¡Hasta la semana que viene! :)
Hoy vengo con una buena parrafada y por eso recupero AQUÍ la entrada en la que os lo contaba en vídeo, por si se os hace más apetecible escucharme (y verme) que leerme. ;) La ecofotografía, fotografía ecológica o fotografía sostenible, no es más que la prolongación de mi estilo de vida a mi propio negocio. Cuidar cada detalle para trabajar de una manera responsable con nuestro planeta. Y, ¿en qué se traduce a nivel práctico? Te lo cuento :). Por ejemplo, en cuanto al atrezzo que utilizo en las sesiones, no incluyo, bajo ningún concepto, plásticos, globos y demás artículos de un solo uso. Utilizo materiales como madera, algodón orgánico, papel reciclado y elementos naturales. La mayoría lo hago yo misma, con materiales reutilizados o reciclados. Cuando compro, trato de hacerlo siempre a artistas y artesanos locales que trabajen también de manera respetuosa con el medio ambiente. En mis sesiones, que mayoritariamente hago en la naturaleza, siempre aprovecho para hacer un poquito de "ruta guiada", hablando de la flora, la fauna y la importancia de cuidar nuestro entorno. Además de fotógrafa soy bióloga, y creo firmemente en que la educación ambiental y los gestos que marcan la diferencia pueden darse diariamente, aunque sea en pequeñas pildoritas. Mis entregas son también totalmente eco: bolsas de algodón, cajitas de cartón reciclado, cordones naturales, hojas secas recolectadas... ¡hasta hago yo mis propios pendrives con ramas caídas! Son preciosos y lo único que no es natural es el propio núcleo de metal del USB. En cuanto a mis fotografías impresas, cuento con un laboratorio que también trabaja bajo estándares ecológicos. Tanto el papel en el que imprimen como el material con el que hacen las cubiertas de los álbumes, en distintos acabados, son reciclados. Imprimen a doble cara, lo que evita el uso de pegamentos para unir las dos páginas de una hoja. Los fotolibros tampoco se pegan, sino que se cosen a mano con hilo de acero. Las tintas superan las normativas en cuanto a uso de agua y residuos químicos. Llevan un laminado que hace a las impresiones resistentes a líquidos, arañazos, ¡incluso puedes pintar con rotu y borrarlo con disolvente! Todo esto hace que su calidad sea altísima y, de hecho, tienen garantía de por vida. No sólo se producen de manera sostenible sino que las propias copias o álbumes no serán nunca un residuo en sí mismos. Además de estos álbumes de laboratorio, preparo unos álbumes artesanales, de los de pegar las fotos de toda la vida, con muchísimo mimo y que quedan preciosos. No siempre es fácil encontrar la manera de trabajar de manera ecológica, pero todo el esfuerzo vale la pena y no podría hacerlo de otra manera. Es mi compromiso de vida y me encantaría que fuese una muestra de que es posible, de que se puede trabajar siguiendo unos principios de respeto y sostenibilidad. Cada acción cuenta.
Espero que os haya inspirado un poquito y, ¡hasta la semana que viene! No sé vosotros, pero a mí me gusta tener toda la información siempre que busco un producto o servicio. No me gusta tener que estar preguntando y me siento mucho más cómoda cuando sé lo que va a pasar en cada momento. Con la info en la mano y todo claro, la vida es mucho más fácil. Por eso hoy vengo a contaros cuáles son tooooodas las fases por las que pasaremos desde que me contactéis para interesaros por una sesión hasta que os entregue vuestras fotografías. :) Voy a hacerlo lo más sencillo y visual posible, que el tiempo es oro y seguro que me lo agradecéis. :P A grandes rasgos, ahí estaría todo lo importante en todo el proceso. Con cualquier duda, como siempre, ¡ya sabéis dónde me tenéis! Y, si tenéis un ratito y os apetece, podéis ver este vídeo en el que os lo cuento de viva voz. Y ya estaría, ¡hasta la semana que viene!
La ola de frío nos ha dejado con una nevada espectacular y un frío de infarto. Personalmente, disfruto muchísimo de la nieve y adoro el invierno, pero se empaña un poquito la alegría cuando pienso en los animalillos que no tienen un refugio y que no pueden acceder a la comida en estos días tan complicados. Hay mil y una maneras de ayudar, os dejo más info aquí, aquí y aquí. Yo hoy voy a centrarme en los pajaritos y os voy a enseñar a hacer un comedero para ellos. Fácil, perfecto para hacer con los peques, sostenible y muy divertido. ¡Todo ventajas!. ¿Qué vamos a necesitar? -Un brick vacío y bien lavado. También nos sirve una botella de plástico, ¡lo que tengáis a mano! -Un cúter. -Un palo, no demasiado grueso, del doble de largura que el fondo del brick. -Un trazo de cuerda con el largo necesario para poder colgarlo donde hayamos elegido. -Unas tijeras. -Cola blanca. -Mezcla de semillas. Ahora que lo tenemos todo listo, ¡manos a la obra! 1. Cortaremos una ventanita cuadrada, de unos 9x9cm, empezando a unos 10 cm de la base del brick. 2. A 1-2cm por debajo de la ventana, bien centrado, haremos un agujero en el que encajaremos el palo. Meteremos el palo hasta que dé con la pared trasera del brick, así será más estable cuando se posen los pajaritos en él. Podemos darle un extra de fijación con un poquito de cola blanca. 3. Hacemos un agujero en el tapón, y meteremos por él ambos extremos de nuestra cuerda, de manera que queden hacia lo que sería el interior del brick. Haremos un nudo con ambos extremos, lo que hará de tope. 4. Colocamos el tapón en su sitio y ¡lo tenemos! Ya sólo queda poner la comida dentro y colocarlo en nuestro jardín, terraza, patio, ¡donde queramos! Para terminar, hablemos de qué ponerles de comer. Si vamos a poder tener acceso frecuente, podemos poner fruta fresca, que les va a venir de maravilla. Pero, si no vamos a poder sacarla y limpiar el comedero de todos los restos pochos a diario, es mejor que nos limitemos a comida "seca". Lo mejor es una mezcla de semillas, como las que venden para canarios, y frutos secos. Son alimentos completos y calóricos, justo lo que necesitan las aves en épocas de frío. Podéis encontrarlas en cualquier supermercado, tienda especializada o clínica veterinaria. Incluso podéis hacer vosotros mismos la mezcla, como suelo hacer yo, a partir de las semillas y frutos secos que compro a granel. Sea como sea, un aporte fijo va a ser un regalo para los pajarillos de vuestra zona, y ellos lo van a ser para vosotros, ¡es tan bonito observarlos! Y, por si os ayudo mejor así, os dejo un vídeo en el que podéis ver cómo hago el comedero de las fotos en un periquete. ¡Hasta la semana que viene!
Ay, mi bosque. Me hubiese encantado poder ir estos días, a verlo en todo su esplendor nevado, pero Filomena ha sido cosa seria y es mejor quedarse en casita y no arriesgar. Aún así, en esta primera entrada sobre naturaleza, tengo que hablaros de mi bosque. Es un lugar al que voy constantemente: para hacer ejercicio, para pasear sola y relajarme, para hacer fotos para mí y para hacer vuestras sesiones, para recoger ramitas, hojas y piñas caídas. Es mi segunda casa y, por supuesto, tenía que enseñároslo. Aunque este vídeo lo grabé hace unas semanas, creo que es la mejor manera de mostraros cuantísima belleza hay en él, sus rincones, sus sonidos, su paz. Espero que este paseo, aunque sea virtual, os haya recargado un poquito las pilas.
¡Nos vemos la semana que viene! |
Sobre míSoy fotógrafa, bióloga, inquieta y friki. De todas esas cosas, y alguna más, os hablaré por aquí. Temas
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