Dándole vueltas al concepto de esta semana, me di cuenta de que las sombras tienen un simbolismo doble y opuesto. Por el lado objetivo, las sombras son los que proyectamos, es decir, una imagen de nosotros mismos, que varía un poco según el ángulo desde el que se nos mira pero que, en definitiva, son lo que se ve de nosotros. Pero, por otro lado, las sombras son lo oculto, lo que no se muestra, lo que habita en las profundidades y sólo la luz revela. Tenía dos ideas para la fotografía de esta semana pero al final me he decantado por la segunda interpretación. Somos algo más que humanos, somos animales, somos parte del complejísimo sistema que es la biosfera. Somos naturaleza. En esta fotografía he querido mostrar que lo que nos sustenta, nuestra columna vertebral, no es más que un tronco y sus ramas, es el soporte de una vida tan valiosa como cualquier otra. Venimos de la tierra y volveremos a ella, no intentemos negar que somos tierra. Para "Mis ramas" me ha dejado su espalda Chus, que ya era hora de que apareciese en este reto. ;) Y me ha inspirado muchísimo el poema "Ser como el árbol", de Julio Migno. Ser como el árbol, brazo de gigante hacia el cielo, buscando abajo nutritiva arteria; una mano buscando la primicia de la primera estrella, la fuente de la vida, esperanza y belleza. Ser como el árbol quiero, y como el árbol concretar el ideal de la existencia: flores, frutas y sombras al romero, y para trino y ave, mano abierta. Un manto de esmeralda cubrirá tu ramaje, y lleno de tibieza me poblaré de nidos y de acentos -columna melodiosa entre la selva-; proclama al sol el trino dedicado, por la noche, bengala de luciérnagas, buscando siempre el cauce de la vida, al viento en su lenguaje de banderas, reproduciendo en la agonía la eterna primavera. Si carcomido y viejo me quedará una grieta donde dejen su carga de oro y mieles mis líricas hermanas las abejas. Derrumbadas mis ramas han de cantar en ellas calandrias y boyeros que en mi agonía colgarán sus tiendas. Tendré un responso en el ocaso con mensaje de luz en la tiniebla. he de dar flores a mi propia tumba mientras me llore un pájaro en la selva. Ser como el árbol: útil en la muerte y cumpliendo mi fin sobre la tierra. Para el ángel que muera, cuando caiga que labren un cajón con mi madera. De mi ramaje altivo y solitario, de lo que quede, cuando ya no sea, que enciendan fuego y con el humo envíen un mensaje de luz a las estrellas. Podéis ver los trabajos del resto de compis, como siempre, aquí.
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