Ayer mismo volví de escapada con unos amigos y ya tengo mi foto de esta semana lista, ¡lo nunca visto! Es, por supuesto, porque tenía clarísimo que para el tema "Pérdida" quería hacer la foto en este sitio, las ruinas de Ochate. Somos un grupete al que nos gusta visitar lugares abandonados, con historias truculentas detrás, y éste fue el destino esta vez. La mayoría de la gente, cuando visita un pueblo abandonado, suele pensar en tiempos pasados, en las vidas de sus habitantes. A mí se me viene a la cabeza qué sentiría alguien que vivió allí al ver su casa, las calles en las que creció, convertidas en poco más que escombros. Mi sensación sería de absoluta pérdida y, por eso, traigo esta fotografía para esta semana. Una vez más, no he podido resistirme y he hecho un par de fotitos más, formando otro tríptico que se titula "Fantasma". No os perdáis el resto de trabajos de los compis, como siempre, aquí.
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No sólo de fotografía conceptual vive el hombre, así que también hice algunas fotos en nuestra visita de hace un par de semanas al pueblo viejo de Belchite. De verdad, si podéis, haced las rutas guiadas porque las historias que hay entre esas ruinas son tremendas y, pasear por allí reviviendo aquel horror, es una experiencia casi vital. No os voy a contar la historia de este pueblo porque es más que conocida y porque muchos otros la han contado infinitamente mejor que yo, así que os voy a dejar con unas cuantas imágenes para despertaros el gusanillo y que vayáis allí, a escuchar lo que allí pasó de la boca de los nietos de los que lo vivieron. Sobrecogedor es poco. Y un poquito de color, aunque me pidiese tanto el blanco y negro.
De verdad de la buena, necesito que me toque la primitiva. Es vital que pueda escaparme con frecuencia y alojarme en casas rurales. Son una fuente infinita de localizaciones y de inspiración. Sobre todo si tiendes a la obsesión por lo antiguo y abandonado, como yo. El pasado fin de semana nos fuimos un grupo de amigos a tierras aragonesas para conocer Belchite. Si un lugar, además de ruinas, tiene psicofonías e historias terroríficas, se hace destino imprescindible. Llevaba la idea de hacer varias fotos entre las ruinas del pueblo viejo pero, como no me entero de nada, no sabía que el acceso estaba limitado a las rutas guiadas. Hicimos la ruta diurna y la nocturna y, personalmente, salí de ambas muy impactada. Ese sitio impresiona muchísimo. Lo malo es que no pude hacer ninguna de esas fotos que tenía en mente, que fue una pena porque aquello, sobre todo de noche, es espectacular. Peeeeeeeeeeeeeeero, aún quedaba la casa rural en la que nos alojamos. Se llama La Paridera y allí nacieron cuatro fotos, así que el nombre, al final, le vino al pelo. La que encabeza esta entrada y ésta de aquí debajo, las hice en una casita abandonada que había justo enfrente, a la que había que entrar por un hueco lateral ya que, como véis, la puerta estaba atrancada con una viga.
Estoy deseando volver a fugarme y ver qué nuevos lugares encuentro!!!
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