Esta semana he querido homenajear a una de mis mujeres referente. Ella es Harriet Lawrence Hemenway. A finales del sigo XIX, junto con su prima Mina B. Hall, horrorizadas por las masacres que sufrían las poblaciones de aves, cazadas hasta casi el exterminio para usar sus plumas en la confección de sombreros, iniciaron un boicot por todo lo alto. Consiguieron que más de 900 mujeres de la alta sociedad bostoniana dejasen de utilizarlos y fundaron una agrupación para la conservación de las aves. Todo ésto llevó a la ilegalización del comercio de plumas y fue el germen de la National Audubon Society, una de las organizaciones medioambientales más importantes de América. Y, claro, alguna foto más ha salido. <3 ![]() Si queréis saber algo más sobre estas dos mujeres alucinantes, podéis pinchar aquí y aquí. Si os pica la curiosidad por saber quién era ese tal Audubon, os recomiendo mucho éste comic. Y si queréis flipar con los trabajos del resto de compañeros, ya sabéis.
2 Comments
Sus cuencas huecas me miran y me hablan. Somos eternos. Cuando reuní atrezzo y localización para hacer la fotografía de la semana "Hueso", aquello era demasiado precioso para hacer sólo una fotografía, así que nació esta pequeña serie, llamada "Eterno". Espero que os guste tanto como a mí!
Bajo la lupa, lo mundano y vulgar, al fin, trasciende. Este pequeño tríptico me pedía un haiku. Quizá sea momento de retomarlos.
De verdad de la buena, necesito que me toque la primitiva. Es vital que pueda escaparme con frecuencia y alojarme en casas rurales. Son una fuente infinita de localizaciones y de inspiración. Sobre todo si tiendes a la obsesión por lo antiguo y abandonado, como yo. El pasado fin de semana nos fuimos un grupo de amigos a tierras aragonesas para conocer Belchite. Si un lugar, además de ruinas, tiene psicofonías e historias terroríficas, se hace destino imprescindible. Llevaba la idea de hacer varias fotos entre las ruinas del pueblo viejo pero, como no me entero de nada, no sabía que el acceso estaba limitado a las rutas guiadas. Hicimos la ruta diurna y la nocturna y, personalmente, salí de ambas muy impactada. Ese sitio impresiona muchísimo. Lo malo es que no pude hacer ninguna de esas fotos que tenía en mente, que fue una pena porque aquello, sobre todo de noche, es espectacular. Peeeeeeeeeeeeeeero, aún quedaba la casa rural en la que nos alojamos. Se llama La Paridera y allí nacieron cuatro fotos, así que el nombre, al final, le vino al pelo. La que encabeza esta entrada y ésta de aquí debajo, las hice en una casita abandonada que había justo enfrente, a la que había que entrar por un hueco lateral ya que, como véis, la puerta estaba atrancada con una viga.
Estoy deseando volver a fugarme y ver qué nuevos lugares encuentro!!!
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