Podría no decir nada y dejaros con esta foto porque habla por sí sola. Pero ésto es un blog y, quién sabe, igual escribir me ayuda a terminar de digerir lo vivido este fin de semana. Os hablé en el post anterior de cómo llegué a la familia RB (Raíces y Brotes) y de cómo a veces el universo, como un buen jefe, te da un adelanto a principios de mes. Éste ha sido mi regalo. Como fotógrafa, es un lujo tener delante de la cámara a alguien como la Dra. Jane Goodall. Como bióloga y amante de la naturaleza, es un sueño. Así que perdonadme si divago, se me cuela alguna letra que no es o, directamente, me da un soponcio y dejo el post a medias. El viernes empezaba todo en una conferencia en el Espacio Fundación Telefónica (me van a tener que poner una habitación allí a este ritmo), que podéis ver aquí. Su mensaje es claro: hay mucho por hacer, pero todos podemos hacer nuestra parte y marcar la diferencia. Y no sólo lo dice, la esperanza y la paz que desprende es abrumadora. Te hace creer, y no hay nada más necesario que éso. El sábado por la mañana, en el paraninfo de la Universidad Complutense, fue nombrada Doctora Honoris Causa. Cosas de la vida (y quien dice vida dice Marisa), tuve la suerte de poder estar allí. Presenciar un acto tan solemne es impactante. Volver a escuchar a Jane, incansable a sus 84 años, un lujo. Podéis verlo aquí. Esa misma tarde, en La Casa Encendida, tuvimos la suerte de tener un ratito a la Dra. Goodall para los grupos Raíces y Brotes y el IJG que nos juntamos para la ocasión. Hubo preguntas, risas e historias emocionantes. Yo lo veía todo desde detrás de mi cámara y no podía creer que estuviese en aquel petit comité. A las 19h se abrieron las puertas y la sala se llenó a rebosar. Ver las ganas y la ilusión en tantas caras te sube el ánimo sí o sí. :) Esta vez fue todo el IJG el que participó. Laia Dotras, Marisa Mariñán, Federico Bogdanowicz, Liliana Pachecho y Rebeca Atencia nos hablaron de los distintos proyectos que se llevan a cabo a nivel mundial, dando una visión muy completa de las labores del Instituto. El broche de oro lo puso Jane que, además, se quedó a saludar y charlar con todo el mundo hasta que nos cerraron La Casa Encendida. Verla sonreir rodeada de gente emocionada, especialmente de los más pequeños, fue hipnótico. Jane es magia pura. Dejando a un lado lo evidente, el privilegio de haber podido conocer a Jane y al equipo del IJG, me quedo con unas cuantas cosas. Ser testigo de cómo el sueño de Miguel se hacía realidad, la emoción en la cara de sus padres y sus abrazos. Los chicos de Soulmates y todo lo que hacen, sienten y enseñan. Son maravillosos de verdad. El sentirme a la vez pequeñita y afortunada, cosas que raramente he sentido al mismo tiempo. El cariño y dedicación que se respiraba entre todo el equipo, voluntarios, socios y amigos. Tanta gente dispuesta a marcar la diferencia. <3 Gracias, vida, por experiencias como ésta.
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